jueves, 15 de diciembre de 2011

Crocus nevadensis

La primera vez que vimos el Crocus nevadensis fue en enero del año 2000, durante una travesía del Pinsapar, a un lado del camino, cuando ya iniciábamos la bajada hacia Benamahoma. Nos sorprendió un poco encontrar una flor de bulbo en pleno invierno en el Pinsapar, pero en realidad no había solo una especie, sino dos. Claramente había dos tipos de flores, de las cuales una era bastante menos abundante, apenas se podían distinguir un par de ejemplares. Un par de fotos hechas a toda prisa, porque esperábamos un buen castigo para las rodillas hasta llegar a Benamahoma, fue lo que quedó de aquél encuentro. Y menos mal, porque con las prisas no nos fijamos demasiado en los detalles.

Crocus nevadensis, la primera foto

Ya en casa, y con el tercer tomo de la Flora Vascular de Andalucía Occidental, quedaba bastante claro que una de las especies, la más abundante, era Merendera androcymbioides, con una floración bastante temprana. Sin ser una maravilla, la diapositiva de la flor de la segunda especie no admitía duda: tenía tres estambres, así que no era de la misma familia, las Liliáceas, sino de las Iridáceas.
Crocus nevadensis, detalle de estambres y estilo
Tanto por eliminación como siguiendo la clave de géneros de la familia solo podía tratarse de una especie del género Crocus. Descartado el frecuente C. serotinus, tanto por ser de floración otoñal como por su vistoso estilo anaranjado – la de nuestra foto lo tenía blanquecino – solo quedaba C. nevadensis, que la Flora Vascular de Andalucía Occidental citaba solamente en la Subbética Cordobesa, calificándola de rara. En la Península Ibérica esta especie está distribuida en pastizales de montaña del este y sur, y suele florecer a principios de la primavera, cuando comienza a deshelarse la capa de nieve. Según la información que recopilamos entonces no estaba citada en Cádiz, aunque sí en la vecina provincia de Málaga.
Crocus nevandensis
Por el interés de que pudiera ser la primera cita de la especie en la provincia y a causa de sentirnos, como modestos aficionados, poco seguros de nosotros mismos en la identificación de especies raras, decidimos no comentar mucho el hallazgo, a pesar de tener el secreto convencimiento de que estábamos en lo cierto. Preferimos entonces confirmar la cita y nos propusimos regresar al mismo sitio en las mismas fechas, pero esto no ocurrió hasta mediados de febrero de 2010. En ese intervalo de años estuvimos trabajando sobre todo la flora de la Bahía de Cádiz, del litoral de la provincia y de la campiña, y aunque volvimos a Grazalema no fuimos con el propósito a buscar el Crocus nevandensis. De todas maneras, el hecho de no encontrarlo ni antes ni después del 2000 ya nos iba diciendo que la especie no era muy abundante, o que su presencia se limitaba a sitios recónditos o poco transitados del Parque.
Crocus nevadensis en los Llanos del Rabel
Cuando por fin decidimos no esperar más y fuimos expresamente a buscarlo los hicimos un día especialmente apacible tras una temporada larga de precipitaciones abundantes. Encontramos pocas plantas, como la otra vez, pero en esta ocasión las flores estaban casi cerradas y bastante deterioradas por los chubascos del día anterior. Por mucho que buscamos no encontramos más especímenes aunque, claro está, no nos podíamos salir del camino trazado y solo pudimos explorar lo que alcanzaba la vista. Aún así la confirmación era evidente. Avisamos a los responsables del Jardín Botánico El Castillejo, en El Bosque, pero nos dijeron que ya la habían encontrado un par de años antes y que ya tenían algunos ejemplares en su colección.
Crocus nevadensis
La tercera vez que coincidimos con el Crocus nevadensis, a principios de este año 2011, no nos habíamos propuesto verlo ni buscarlo. Como la primera vez, estábamos haciendo una ruta por la zona de reserva, esta vez la de los Llanos del Rabel, o del Revés, que nunca me aclaro. Lo vimos por docenas en los laterales del camino, así que comenzamos a cuestionarnos la escasez de la especie. Días después encontramos otra abundante población al comienzo de la ruta del Salto del Cabrero, y ya no sabíamos qué pensar. La primera pregunta que se nos vino a la cabeza fue que si la especie era así de abundante, aunque fuera solo localmente, ¿cómo no se había encontrado antes? La Sierra de Grazalema ha sido frecuentemente herborizada desde antiguo y la planta en cuestión aparecía en zonas transitadas, incluso era extraño que nosotros mismos no la hubiésemos encontrado antes, pues en estas dos localidades hemos estado en diferentes ocasiones y en variadas fechas. Hasta nos planteamos que la especie presentara ciclos de floración un poco extremos, o que por la causa que sea esté en proceso de expansión, aunque los datos de cambio climático vayan en el sentido de un calentamiento que no estaría muy de acuerdo con el gusto por el frío de esta planta. Pero ninguna de nuestras elucubraciones explica satisfactoriamente el tardío descubrimiento del Crocus nevadensis en nuestras sierras. Pero esta es una cuestión que dejaremos en manos de los especialistas; nosotros nos quedamos con los buenos ratos que nos hemos pasado buscando la planta, encontrándola y observándola.

1 comentario:

  1. Hola Paco, yo también lo he encontrado, te quiero comentar una cosa pero no encuentro tu email, cuando puedas escribeme a juanjorubal@yahoo.es y te cuento.

    Salu2

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